Cuenta la historia que detrás de aquella hermosa casona había una finca llena de aguacatales. En medio de la finca, la destruida Ermita de La Virgen de Los Dolores del Manchén, ruinas que permanecen hasta hoy.
Lo último que había en el borde de la ciudad era el prestigioso "Hotel El Manchén" cuyas primeras fotos documentadas son de 1912.
Fue bautizado así por la Ermita dentro de la finca. Cuentan que era propiedad de un alemán que vio potencial turístico y de hecho, con 5 habitaciones y servicio de carruaje y luego con automóviles de la época, logró convertirlo en uno de los hoteles más prestigiosos de Antigua Guatemala.
Su slogan era "Tranquilidad, confort y esmerado servicio". Fue el primer hotel en tener baño privado en cada habitación, ofrecía un menú internacional y atendían en los idiomas español, inglés, quiché, francés y por supuesto, alemán.
Sus huéspedes eran reconocidos artistas, empresarios y hasta políticos. De hecho en "Hotel El Manchén" falleció el General José María Orellana, Presidente de Guatemala de 1921 - 1926, el deceso, por supuesto envenenamiento, aparece registrado un domingo 26 de septiembre de 1926.
Un hecho que manchó todo lo bueno que se había realizado hasta ese momento.
Con el pasar de los años, tanto la finca como el edificio pasó a ser propiedad del Estado. Una parte para el Banco de La Vivienda y la otra, para funcionar como hospital e internado, El Hogar Infantil "Elisa Martínez" fue el que más se grabó en los vecinos.
Actualmente la propiedad y sus patios pertenecen al Intituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS, pero los antigüeños lo siguen reconociendo como "La Esquina del Infantil" o "La esquina del Manchén".