La historia de panificadora La Vienesa en Totonicapán, un negocio que fue fundado en 1942 por el Sr. Pedro Manuel Cutz Gutiérrez y la Sra. Marta Margarita Soch Vda. de Cutz, quienes heredaron el conocimiento en panadería de sus padres.
La pareja emprendió su negocio en la 1ª calle 7-15, Zona 1, en la cabecera departamental. Durante la primera década, trabajaron solos, elaborando el pan en un horno alquilado al padre de don Manuel. Su distribución se realizaba puerta a puerta, con entregas tanto en la cabecera de Totonicapán como en el municipio vecino de .Con mucho entusiasmo, la pareja emprendió su negocio en la 1ª
calle 7-15, Zona 1, en la cabecera departamental. Durante la primera década,
trabajaron solos, elaborando el pan en un horno alquilado al padre de don
Manuel. Su distribución se realizaba puerta a puerta, con entregas tanto en la
cabecera de Totonicapán como en el municipio vecino de San Cristóbal.
A medida
que fueron consolidando su negocio, lograron ahorrar lo suficiente para comprar
una propiedad, la cual albergaría la planta de producción actual. En sus
inicios, el expendio de pan fue bautizado como «Panificadora La Selecta». Sin embargo, al intentar expandirse a Quetzaltenango, encontraron que ya existía un
negocio con el mismo nombre.
En ese
momento, un empleado sugirió el nombre «La Vienesa», inspirado en la reputación
panadera de la ciudad de Viena. Así nació el nombre que identificaría la
panificadora hasta la actualidad.
La panificadora comenzó a crecer, y su aceptación en Quetzaltenango fue
inmediata. Inicialmente, el pan era transportado en canastos de madera y
llevado en buses extraurbanos hasta la nueva sucursal en esa ciudad. Años más
tarde, lograron adquirir un vehículo, facilitando la logística de distribución
y permitiendo que el negocio continuara en expansión. Este crecimiento también
motivó la contratación de más trabajadores, quienes se sumaron al equipo a
medida que aumentaba la demanda.
Créditos: Guatemala.com