Los antecedentes del barrio se remontan al final del siglo XIX, cuando el sector era conocido como «Llanos de Gerona» y formaba parte del Cantón Central, al oriente del Centro Histórico. Fue a inicios del siglo XX, alrededor de 1900, cuando comenzó a urbanizarse formalmente con solo siete cuadras trazadas. En esa época, ya se distinguía por la presencia del ferrocarril y una estación de carga llamada «Gerona Santo Domingo», lo que lo convirtió en un punto de tránsito importante.
Uno de los datos más antiguos del barrio es la fundación de la primera fábrica de marimbas en Guatemala por Rosendo Barrios, el 1 de marzo de 1904. Esta se estableció precisamente en este sector, lo que refleja su temprana actividad cultural y artesanal.
Los terremotos de 1917 y 1918 causaron
estragos importantes en la ciudad, y este sector no fue la excepción. A raíz de
estos eventos, el gobierno lo convirtió temporalmente en campamento para
damnificados. Para 1926 el lugar aún estaba registrado como tal. Con el tiempo,
los terrenos fueron loteados y entregados a las personas afectadas, lo que
marcó el inicio de su crecimiento poblacional.
Durante la década de los años cincuenta,
Gerona ya mostraba mayor organización. En 1951 se implementaron obras de
infraestructura como drenajes, empedrado de calles y saneamiento ambiental. Además, fue integrado
al Distrito 10, junto con la Zona 2.
A pesar de su crecimiento, por muchos
años careció de espacios recreativos. Fue hasta 1989 cuando se inauguró el
Complejo Deportivo Gerona, el cual incluyó canchas polideportivas, graderíos,
churrasqueras y un salón de usos múltiples.
Uno de los
puntos de encuentro más conocidos del barrio es la Parroquia Santa María
Magdalena, fundada el 30 de octubre de 1966 con autorización de monseñor Mario
Casariego. En sus inicios la comunidad alquilaba un espacio. Posteriormente, en
1968, se les otorgó un terreno donado por Luis Schlessinger, y el 20 de octubre
de ese año se colocó la primera piedra para construir el templo actual.
Desde sus orígenes, el Barrio Gerona ha sido un lugar con fuerte
actividad comercial. A finales del siglo XIX, los vecinos practicaban el
trueque y colocaban sus productos directamente sobre la calle. Para 1990 el sitio fue reconocido como un mercado
informal, condición que continúa vigente. Entre sus negocios actuales destacan
zapaterías, sastrerías, talleres mecánicos y heladerías. También tuvo presencia
industrial, como la Tabacalera Nacional, fundada en 1928 en la finca El
Administrador.